Científicos de la Universidad de Granada (UGR) han diseñado el modelo de laboratorio más exacto hasta la fecha para averiguar si una persona miente o dice la verdad, con un sistema basado en la técnica de la termografía.
Según ha informado la UGR en una nota de prensa, el sistema toma como base el denominado ‘efecto Pinocho’, según el cual cuando un sujeto miente la temperatura de su nariz desciende, y la de la frente aumenta, entre otros cambios térmicos faciales.
Los investigadores, pertenecientes al Centro de Investigación Mente, Cerebro y Comportamiento de la UGR, han señalado que este sistema es más exacto que el famoso polígrafo (instrumento de medición utilizado para el registro de respuestas fisiológicas) y que otras técnicas de imagen cerebral empleadas en investigación, ya que la termografía ofrece un nivel de exactitud de hasta el 80% (10 puntos más que el polígrafo).
El investigador principal de este trabajo, Emilio Gómez Milán, ha apuntado que las dos regiones de la cara claves para medir este “efecto Pinocho” son la punta de la nariz y la frente. “Cuando mentimos, la temperatura de la punta de la nariz desciende entre 0,6 y 1,2ºC, mientras que la de la frente sube entre 0,6 y 1,5ºC. Cuanto mayor sea la diferencia de cambio de temperatura entre ambas regiones de la cara, más probable es que esa persona esté mintiendo”, ha explicado el experto.
Además de esta reacción emocional “también se produce una respuesta cognitiva, porque para mentir tenemos que pensar, planificar nuestras excusas, analizar el contexto, y esto nos provoca una carga cognitiva o una fuerte demanda de control atencional que se traduce en un aumento en la temperatura de la frente”, ha indicado Gómez Milán.
“Las técnicas que utilizamos en el laboratorio son muy distintas de las que emplea, por ejemplo, la Policía, que usa la denominada entrevista estratégica (con cuestionarios que incluyen preguntas ‘trampa’ y la petición de gran cantidad de detalles) para intentar pillar al mentiroso”, ha agregado el investigador. Así, la detección real de mentiras incluso por expertos apenas supera el nivel de azar (54%), y con la entrevista estratégica sube hasta entre un 60 y un 70%.
Para llevar a cabo este trabajo, que ha sido publicado en la revista científica Journal of Investigative Psychology and Offender Profiling, los investigadores trabajaron con una muestra formada por 60 estudiantes de Psicología de la Universidad de Granada, a quienes realizaron una serie de pruebas con el termógrafo.
Una de ellas consistía en realizar una llamada telefónica de entre tres y cuatro minutos a una persona querida (su pareja, su madre o un amigo), en la que debían contarles una mentira significativa inventada por ellos (por ejemplo, que acababan de ver a un actor famoso, o de sufrir un accidente de tráfico).
Mientras tanto, el grupo control, al que también se monitorizó con la cámara térmica, debía realizar otra llamada similar, contándole a su interlocutor lo que estaba viendo en la pantalla del ordenador (imágenes desagradables de cuerpos mutilados y accidentes de tráfico).
Fuente y más información:
Diario 20minutos