Nuevas investigaciones revelan que el Anillo de Saturno Phoebe (o Febe) descubierto en 2009 es aún más grande de lo que se pensaba.
Según lo indicado por los investigadores de un reciente estudio, el anillo gigante alrededor de Saturno llamado de Febe sería aún mayor de lo pensado abarcando un área del espacio casi 7.000 veces mayor a la abarcada por el propio Saturno.
El estudio ha sido publicado el 11 de Junio en la Revista Nature y fue el resultado de una colaboración entre los Departamentos de Astronomía de las universidades de Maryland y Virginia, en conjunto con el Centro Californiano de Análisis y Procesado de Imágenes Infrarrojas de Caltech, Pasadena.
Fue en el año 2009 , mientras los investigadores observaban a la octava luna de Saturno, Jápeto, cuando se descubrió el anillo Febe o “Phoebe”.
Jápeto, al igual que nuestra luna terrestre tiene siempre una misma cara mirando a Saturno y otra cara oculta desde la perspectiva del planeta.
Curiosamente, se trata de una luna helada, e intrínsecamente de un blanco brillante, pero su cara delantera es de un llamativo negro azabache. Así pues, el equipo de Douglas P. Hamilton (en la foto) se dispuso a intentar encontrar la Causa.
“Esa contaminación es la que nos ha llevado a buscar lo que resultó ser un sorprendente gran anillo.”
Los granos oscuros de polvo que componen el débil anillo son probablemente restos que los impactos cósmicos desprendieron del gigante de Gas y la igualmente oscura Luna irregular de Phoebe o Febe, de ahí el nombre de este nuevo anillo.
“Es fascinante que pueda existir este anillo”, dijo Hamilton.
Convencionalmente, hasta el día de hoy, la astrofísica explicaba que los anillos planetarios debían ser pequeños y cercanos a sus planetas padres. Si el material estuviera demasiado lejos de los planetas, acabaría formando lunas en lugar de anillos. Según Hamilton, el investigador jefe del proyecto, este descubrimiento acaba con esa idea preconcebida aportando una conclusión interesante, la de que el universo es aún más sorprendente de lo que pensábamos.
ANTERIORES ANILLOS RESPECTO A SATURNO
El primer descubrimiento de este anillo gigantesco lo realizó el Telescopio Espacial Spitzer de infrarrojos, calibrando su envergadura entre unas distancias de 128 a 207 el radio de Saturno (7’7 a 12’4 millones de kilómetros de distancia del planeta), inclinado unos 27º respecto al ecuador de Saturno. Esto ya supone una anchura de unas 12,5 la distancia media entre la Tierra- Luna, más de 10 veces mayor que el anterior anillo más grande de Saturno.
Pero las recientes nuevas imágenes infrarrojas de la nave espacial WISE de la NASA han dado la campanada al revelar que el anillo de Febe en realidad se extendería a una distancia de 100 a 270 veces el radio de Saturno. desde los 6.000.000 a 16.200.000 km del planeta, lo que amplifica el área del anillo en un 217% respecto a lo que se pensaba y llevándole a ocupar un área aproximada de 711.382.240kms2 (frente a los 296.786.257kms2 con la anterior medición).
¿Por qué se han detectado con infrarrojos y no antes?
Cuando mencionábamos a la Luna Jápeto y su cara oscura color azabache dijimos que los científicos estaban estudiando el porqué de ese color. Resulta que los granos que forman el anillo Febe son oscuros y comparten origen con el de esa área de la superficie de Jápeto. El anillo estaría formado por polvo procedente de eyecciones de la Luna de Phoebe (o Febe) que también llegarían a Jápeto. Al ser oscuros absorben la luz del sol, lo que hace que el anillo sea difícil de ver en el espectro de la luz visible, pero mucho más fácil si se busca el calor en forma de radiación infrarroja.
¿Cuál es su composición?
El anillo de Febe se compone principalmente de partículas de polvo alrededor de 10 a 20 micras de tamaño, o alrededor de un décimo a un quinta parte de la anchura media de un cabello humano. También dentro de su composición hay rocas más grandes, del tamaño de balones de fúbol o baloncesto con diámetros de más de 20 cms que constituirían aproximadamente un 10 por ciento del anillo.
¿Su edad?
Las partículas que forman este anillo gigante pueden tener de millones a miles de millones de años de antigüedad. Su extremada edad es seguramente debida a la forma en la que se distribuyen estas partículas y por lo tanto es improbable que se golpeen o destruyan en colisiones.
¿Las distancias son definitivas o puede ser aún más grande?
Siendo fieles a la noticia, los investigadores señalaron que sus estimaciones eran cautelosas pero que el nuevo anillo podría incluso extenderse entre distancias de 50 a más de 270 veces el radio de Saturno.
Pero que no os engañe su longitud la realidad es que la densidad de este último anillo es muy pequeña, de hecho 1 kilómetro cúbico de espacio en el anillo podría tener unas pocas docenas de partículas de polvo, 100 como máximo.
Tres tipos de anillos
Estos hallazgos sugieren una nueva clasificación de los anillos del gigante gaseoso:
Los principales (desde el A hasta el anillo G) que están constantemente cambiando, hechos bloques de hielo del tamaño de casas que se mueven rápidamente, chocan suavemente, se rompen y vuelven a formarse aproximadamente cada hora.
El anillo E, el más externo después de Febe, que está lleno de gotas de agua congeladas procedente de los géiseres de la luna helada de Encelado, que duran quizás un siglo antes de que golpeen otra luna de Saturno o sean expulsadas lejos de la órbita de Saturno. (Encélado y el Anillo E en el gráfico).
Y finalmente Febe, compuesto mayormente de polvo oscuro y rocas de mayor tamaño hasta de unos 20 cms de diámetro.
Hamilton hace una analogía muy curiosa para explicar estos anillos…. Los anillos principales serían como un cementerio de elefantes, legendario y misterio y lleno de grandes huesos que contienen pistas sobre el pasado reciente.
El Anillo E sería el cementerio Ardilla en el que todos los huesos son pequeños y de la era moderna, y el anillo de Febe es el cementerio de los dinosaurios en la que encontramos huesos antiguos de todos los tamaños, algunos de ellos bastante pequeños pero otros de considerable tamaño.
Hechas estas investigaciones, Hamilton y su equipo sospechan que Júpiter, quizás, pueda también poseer un anillo Gigante similar a Febe, aunque más débil y difícil de detectar. “Cada vez que un planeta tiene un satélite lejano, es probable que tenga un anillo distante también”.
En el futuro, a Hamilton y sus colegas les gustaría usar mayores telescopios terrestres para ver el anillo de Febe usando el espectro de la luz visible. La combinación de los datos de luz visible con sus datos de infrarrojos permitiría aportar más información sobre los tamaños de las partículas que lo componen.
FUENTES: https://www.nature.com/articles/nature14476.epdf
https://www.scientificamerican.com/article/saturn-s-newest-ring-is-mind-bogglingly-big/
Imágenes utilizadas: NASA/JPL
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