Levante y Pirineos son las zonas de mayor actividad sísmica en España. Gráfico del terremoto de 2016 en el Mar de Alborán.
En los últimos tres días, se han producido en España tres terremotos de magnitud cercana a 4 (de acuerdo con el Instituto Geológico Nacional, dos de ellos ni siquiera alcanzan esta fuerza), lo suficientemente perceptibles como para llegar a las páginas de la prensa nacional (el IGN registra numerosos movimientos sísmicos diarios en nuestro país y la mayoría pasan completamente inadvertidos).
Si bien esto es, al menos a nivel mediático, algo inusual, los entendidos afirman que no hay razón para preocuparse. El IGN señala que estas magnitudes no son fuertes ni peligrosas, y descarta que estén relacionados directamente.
De la misma opinión es el profesor de la facultad de Geología de la Universidad Complutense de Madrid, el profesor José Jesús Martínez Díaz, que señala que aunque estos terremotos están localizados en fallas próximas, que en momentos dados pueden interactuar entre sí, siguen perteneciendo a fallas separadas y por ello no están directamente relacionados.
De hecho, Martínez Díaz señala que, si se cotejan los archivos históricos, se ve que esta sucesión tampoco representa un aumento respecto a la actividad sísmica habitual de nuestro país.
En la península, las zonas con más movimiento sísmico se localizan en el sur y sureste de la península (precisamente, donde se han producido estos tres terremotos; el pasado miércoles en el Golfo de Valencia, el jueves en la localidad jinense de Jódar y el viernes en Conil de la Frontera, en Cádiz) junto con Pirineos. Esta distribución responde a la proximidad con la línea en la que se encuentran las placas tectónicas euroasiática y africana, que transcurre paralela a la costa norte de África a través del Estrecho de Gibraltar.
Existe una teoría publicada por R. Bilham y R.Bendick en el artículo Do weak global stresses synchronize earthquakes? el año pasadoque sugiere que podrían darse periodos de sincronización sísmica (con un aumento de fenómenos) siguiendo a los momentos en los que la rotación de la tierra desacelera, y que de hecho 2018 entraría dentro de uno de esos periodos.
El profesor Martínez Díaz, no obstante, aclara que esta idea, a pesar de tener un fundamento físico válido, no ha podido ser aún comprobada por falta de datos y se refiere en general a eventos de mucha mayor magnitud, por lo que realmente los últimos casos españoles no pueden explicarse por esta teoría.
Por todo ello, no existen motivos de preocupación ante la perspectiva de un peligro sísmico próximo en la Península Ibérica, sino que estos casos recientes deben verse como parte de la actividad geológica típica de esta zona geográfica.
Fuente y más información:
Diario 20minutos