Imagen de dos ejemplares de mosca blanca.
Estados Unidos tiene a cuatro equipos de científicos trabajando con virus modificados genéticamente para que alteren el ADN de los cultivos. Estos virus se propagan usando insectos también modificados genéticamente. Aunque el objetivo es proteger sus propias cosechas de fenómenos meteorológicos destructivos como sequías o heladas, investigadores europeos alertan de que estos insectos pueden convertirse también un arma bacteriológica incontrolada, informa El País.
Los cuatro equipos, que forman el programa Insect Allies y que dependen de la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados (DARPA, por sus siglas en inglés), van en paralelo y todas trabajan con un virus, un insecto y un cultivo. Uno de ellos, liderado por investigadores de la Universidad de Pennsylvania, quiere usar la mosca blanca, una de las peores plagas del tomate, para que propague en virus del género Begomovirus que proteja a los tomates de las heladas, de manera que el tomate sea más resistente al frío.
Este programa busca además la rapidez de respuesta. Hasta ahora, las variedades vegetales con una mejora genética necesitan años para desarrollarse, pero ahora, se busca que las mejores genéticas se inserten en plantas ya adultas.
Estas actuaciones han despertado las desconfianza de científicos europeos. Derek Caetano-Anollés, biólogo en el Instituto Max Planck de Biología Evolutiva de Alemania, cree que el programa de DARPA es arriesgado porque el uso de estas tecnologías se puede aplicar a la guerra biológica: “Lo que nos preocupa es que la tecnología de Insect Allies puede ser convertida muy fácilmente en un arma. Peor aún, puede hacerse de una forma extremadamente encubierta y muy difícil de rastrear. Los insectos pueden ser diseñados para infectar los cultivos de un enemigo, matando a las plantas o esterilizando sus semillas y nadie se enteraría de lo que había pasado hasta la siguiente campaña”, dice este científico en declaraciones a El País.
Los investigadores europeos desconfían también de que se usen insectos cargados de virus en vez de tecnologías de dispersión mecánica, igual o más eficaces y más controlables. “En el peor de los casos, esto ya puede estar pasando y Estados Unidos ya puede haber abierto la caja de Pandora que cambiará la guerra para siempre sin que importe ya si el programa de DARPA acaba funcionando o no”.
No obstante, la DARPA reconoce el riesgo del uso de esta tecnología, aunque el director del programa Insect Allies, Blake Bextine, dice que “DARPA creó Insect Allies para ofrecer nuevas capacidades para proteger EE UU, en particular la de responder rápidamente a amenazas al suministro de alimentos”, recoge El País.
Fuente y más información:
Diario 20minutos