Ejemplar de avispa.
Vuelve el buen tiempo y con él reaparecen los típicos insectos veraniegos: las cucarachas, los mosquitos, las avispas, las polillas… A lo largo del verano es imposible no toparse con ellos: con las cucarachas por la noche, con las avispas revoloteando en el bordillo de la piscina y con las polillas y mosquitos en casa si uno se ha dejado la luz encendida y la ventana abierta. Pero, ¿dónde se meten en invierno?
La realidad es que la mayoría de los insectos solo vive una temporada y no sobrevive de un año para otro, ya que no toleran las bajas temperaturas. Esto no quiere decir que simplemente desaparezcan del mapa y de pronto resurjan. Lo que hacen es terminar su vida adulta al final del verano y dejar paso a la siguiente generación.
Tal y como explica el profesor honorífico de Biología de la UCM, Eduardo Ruiz, “la mayoría hibernan como huevos -como es el caso de las polillas, saltamontes, mariposas, cucarachas o escarabajos- o en estados inmaduros como larvas, ninfas o crisálidas -es el caso de los grillos, los gusanos de seda o las chinches de campo-“.
“Los lugares en los que se encuentran para protegerse del frío son muy diversos: bajo las cortezas de los árboles, en grietas, entre hojarascas, bajo piedras…” Por ejemplo, los saltamontes inyectan sus huevos en el tallo de algunas plantas o en el suelo.
Hay muy pocas especies de insectos que pasen el invierno refugiados siendo adultos, como por ejemplo la mariposa diurna. Otra técnica de supervivencia es la migración. Esto sucede con las mariposas monarca, que viven en las Montañas Rocosas de Canadá mientras hace calor, pero cuando el frío acecha emigran a México, provocando bellas escenas en el cielo.
Pero también hay técnicas de lo más peculiares. Algunos insectos, como la larva de invierno, evitan la congelación sustituyendo gran parte del agua de su cuerpo -que se congela fácilmente- por una grasa que actúa como el anticongelante que se utiliza en los vehículos, según publica el medio especializado en ciencia Gizmodo.
Por su parte, las abejas recurren al trabajo en equipo para sobrevivir en invierno. Su táctica es apelotonarse en la zona central del panal, formando una especie de bola en la que las abejas del interior hacen vibrar los músculos de sus alas para producir calor y las del exterior, inmóviles, forman una capa de entre 2,5 y 7,5 centímetros que funciona como aislante del calor.
Fuente y más información:
Diario 20minutos