El director del nuevo proyecto de la Universidad de Nesbraka, Jeff Stevens, ha explicado que “los perros poseen su propia consciencia, su manera de pensar y de percibir el mundo, distintas a las nuestras, pero capaces de modificar las habilidades cognitivas de los humanos”.
“Los perros, como mascotas o como perros trabajadores están en constante interacción con nosotros. Lo que queremos explorar es cómo adaptan su conducta cuando quieren hacer algo que sus dueños no quieren. Dicho de otro modo, estudiamos a los perros en un contexto social humano para ver cómo se relacionan con nosotros y con otros perros“, agregó. Con ese propósito, Stevens creó el Laboratorio de Cognición Canina e Interacción Humana como parte del Departamento de Psicología de la UNL, donde imparte clases de psicología comparativa. Durante su carrera, ha analizado la conducta de 12 especies de animales con poca o ninguna interacción constante con los humanos, como ardillas, lémures, chimpancés y peces.
En la investigación, los perros solamente jugarán y, mientras lo hacen, serán observados por medio de cámaras estratégicamente ubicadas en el laboratorio. Los dueños de los perros también tendrán acceso a lo que graben esas cámaras. En ningún momento serán castigados.
La meta es determinar si los perros cooperan entre ellos, si actúan impulsivamente o si pueden controlarse, y si el nivel de autocontrol de cada animal puede modificarse.
Por ejemplo, un perro quizá quiera salir corriendo detrás de una ardilla o acercarse a una persona desconocida, pero no lo hará si su dueño o entrenador le pide que no lo haga. O quizá el cambio de conducta se deba a la presión ejercida por otros perros, como cuando perros de distintos dueños salen a pasear juntos.
“¿Puede el perro postergar sus deseos? ¿Cómo hace para sobrellevar la incertidumbre? ¿Compiten con otros perros o pueden ser buenos con los otros? ¿Son pacientes? Esas son las preguntas que buscamos responder”, indicó Stevens.
Fuente y más información:
Diario 20minutos