Recreación artística de un agujero negro.
Un equipo internacional de astrofísicos, liderado por la investigadora Erin Kara de la Universidad de Maryland, en Estados Unidos, ha descubierto de dónde provienen los chorros de rayos X en forma de luz que los agujeros negros emiten cuando engullen material procedente de algún objeto próximo a ellos, como una estrella.
Estos fenómenos lumínicos son transitorios, brillan durante un tiempo y luego se desvanecen. Sin embargo, su detección sirve para estudiar la evolución de todo el sistema, según señala la Agencia Sinc.
Hasta ahora, el mayor debate lo generaba la procedencia exacta de esta luz momentanea, se desconocía si los rayos X que desprenden los agujeros los generaba el disco de acreción (un anillo de escombros que cae en el agujero) o la corona (una región compacta de gas caliente situada encima del agujero).
Sin embargo, los investigadores han concluido que “es la contracción de la corona y no los cambios en el tamaño del disco de acreción lo que causa los cambios observados”. De esta forma, aseguran que la evolución de los estallidos de rayos X está controlada por la corona del agujero negro mientras este absorbe material.
El equipo analizó para ello uno de estos eventos transitorios de agujero negro al que han pasado a llamar MAXI J1820 + 070. El evento se detectó en marzo de 2018 y la emisión de rayos X se monitorizó con el instrumento Neutron Star Interior Composition Explorer (NICER) desde la Estación Espacial Internacional.
Durante el estudio, los investigadores observaron que la corona que rodeaba al agujero por encima se encogía, mientras que apenas se producía modificaciones en el tamaño del disco.
Una técnica compleja
Para llegar a su conclusión, el equipo investigador empleó el método conocido como ‘mapeo de reverberación’, que utiliza la luz para analizar la estructura de la materia situada alrededor de agujeros negros supermasivos, aplicado esta vez con éxito a un conjunto de materia más pequeño.
“Para tener una idea de cómo funciona esta técnica puedes imaginar que escuchas el agua goteando dentro de una cueva. Primero oyes el sonido de cada gota y luego su eco cuando el sonido rebota en las paredes”, ha explicado la profesora del McGill space Instituto de Canadá, Daryl Haggard, en un artículo.
“Cuanto más grande es la cueva, más largo es el retraso de la reverberación entre el goteo y el eco”, según ha señalado Haggard en dicho artículo.
Partiendo de dicha técnica, los investigadores comprobaron que el retraso del tiempo de reverberación entre ambas emisiones lumínicas era más corto que lo observado anteriormente en agujeros negros de masa estelar. Esto indica que su disco interno permanece cerca de él y es la corona la que evoluciona con el tiempo.
Fuente y más información:
Diario 20minutos