Desde el origen del hombre, siempre nos resultó fácil creer en todo aquello que nos cuentan sin comprobar su autenticidad, la fe y el deseo, los miedos, y sobre todo la ignorancia, fueron y siguen siendo los valedores para que las creencias y algunas leyendas sigan considerándose verdaderas.
Es cierto que en los últimos años internet nos ha abierto la mayor ventana universal al conocimiento, pero también ha fomentado la mentira, el fanatismo y la manipulación, encontrando, a día de hoy, innumerables espacios dónde el engaño y el sensacionalismo prima sobre la verdad y la demostración empírica de los hechos.
Lamentablemente el problema tal vez no sean ellos, sino nosotros, y nuestro deseo sobre qué querer escuchar y qué querer leer. ¿Deseamos sin más creer por creer o queremos saber la verdad?
La profecía del Papa negro
La profecía del Papa Negro es una de esas creencias, atribuida falsamente a Nostradamus, que intentan confundir a los lectores de cientos de páginas con la existencias de unas cuartetas inexistentes en las que se pronostica la apocalipsis de la religión católica con la llegada del rey o papa negro; aunque significativamente nadie indica en que centuria y cuarteta se encuentra escrita
Al principio habrán enfermedades mortales como advertencia, luego habrán plagas, morirán muchos animales, habrán catástrofes, cambios climáticos, y finalmente empezarán las guerras e invasiones del rey negro”, reza la profecía.
Dicho texto es falso, y fácil su comprobación, tan sólo hay que bucear entre las verdaderas centurias Nostradamus para comprobar que no existe, por lo tanto, no debemos hacer más referencias a esta profecía, ya que al menos no fue escrita por Michel Nostradamus, y por consiguiente la información que se facilita es totalmente simulada y embaucadora
Algunas páginas se defienden de su temeridad al publicar unas cuartetas falsas con la rocambolesca explicación que dicha profecía se encuentra en el Libro perdido de Nostradamus, pero lamentablemente continúa siendo erróneo y más falso todavía.
El libro perdido del que hablan existe, Nostradamus Vaticinia Codix, pero no es un manuscrito de cuartetas, sino de 80 imágenes mayoritariamente a la acuarela, donde abundan las relacionadas con el Papa, por lo tanto, el texto profético del que se habla tampoco aparece aquí, ni tan siquiera iconográficamente, aunque no por ello este manuscrito pierde importancia.
El manuscrito fue comprado en 1888 por la Biblioteca Nacional de Roma, en un primer momento se archivó en el registro de la biblioteca como profecías de Joaquín de Fiore mientras que el catálogo de de manuscritos de la propia biblioteca aparecía registrado como Nostradamus, discrepancia que no han podido explicar pero a la que no dan tampoco mucha transcendencia.
Por lo tanto, con respecto a la autoría del manuscrito debemos ser muy cautos, ya que aunque parece ser que va firmado por Michel de Nostradamus, dato que Planeta Incognito no ha podido contrastar, hay dudas de su autenticidad.
El libro está fechado en 1629, teniendo en cuenta que Michel de Nôtre-Dame murió en 1566, queda claro que al menos la idea de Michael no fue publicarlo como tal. Es por ello que toma valor que su hijo César, primer varón de su segundo matrimonio (1556-1630) y a quien se le reconocen facultades pictóricas (a diferencia de su padre), sea el autor del mismo
En una carta de Nostradamus a su hijo César en la que le entrega todo su trabajo, al menos de predicciones, indica claramente que sólo ha escrito libros de profecías cuyo contenido son cien cuartetas astronómicas por cada uno, constituyendo el total de los vaticinios hasta el año 3797, e igualmente en su despedida final hace constar su deseo de que su hijo entienda cada profecía y cuarteto que le entrega. Es decir, da a entender que su trabajo profético estaba sólo compuesto por los versos que componen las centurias, y no por dibujos y acuarelas.
Fuente: Caesarem de Nostradamus, Manuel Sánchez Rodríguez- Belgeuse S.L. (Grupo Editorial) Enlace al libro del autor
Igualmente existen dudas que el manuscrito estuviese realizado en la época de Nostradamus, siglo XVI, ya que los análisis realizados, concluyen que existen restos de zinc en las tintas utilizadas, hecho que certificaría que fue realizado con posterioridad, ya que este elemento se introdujo en los colorantes en el siglo XVIII. Aunque este hecho no niega la autenticidad de quién lo realizase, ya que muy probablemente pudiese ser una copia del original, disposición frecuente en el pasado para preservar las obras.
Por lo tanto, la profecía del Papa Negro es falsa y no pertenece a las centurias de Nostradamus ni al supuesto libro perdido.
Profecías papales de San Malaquías
Igualmente otras de las profecías que se vinculan al fin del papado y con ello a la comunidad católica son las Profecías Papales de San Malaquías.
En 1595 el historiador y religioso benedictino Arnold de Wyon publicó el Lignum Vitae, ornamentum y decus Ecclesiae (El árbol de la vida, el ornamento y la gloria de la iglesia), una biografía de los obispos que habían pertenecido a la Orden de San Benito, entre ellos, la de Malaquías de Armagh.
A Malaquías le atribuye varios estudios, destacando por encima de cualquier otro la Profecía de los Papas, una escueta lista de 111 lemas papales sin numerar que concluye en una profecía final apocalíptica, el vaticinio del final de la iglesia romana y del juicio final
Dado que la publicación sale a luz en 1595, y la lista cuenta con lemas papales desde 1143, Wyon se permite la deferencia de añadir a la derecha de cada lema el nombre del Papa y la reseña que relaciona el vaticinio con el Papa que ostentó el cargo, evidentemente sólo para aquellos anteriores a la publicación. Detalles que atribuye al dominico e historiador español Alphonsus Ciacconius.
La lista, en teoría, corresponde a los papas y antipapas desde 1143, 111 lemas y una apocalíptica y reveladora profecía del fin de la religión católica; disposición final que algunos investigadores llegan a consideran como lema 112 o como precepto del último Papa que reinará.
TEXTO ORIGINAL
In prosecutione extrema S.R.E. sedebit.
Petrus Romanus, qui
pascet oves in multis tribulationibus:
quibus transactis civitas septicollis diruetur,
et Iudex tremendus iudicabit populum suum. Finis.
TEXTO TRADUCIDO
En la última persecución de la Sagrada Iglesia Romana reinará.
Pedro el Romano, quién
apacentará a sus ovejas en multitud tribulaciones:
después la ciudad de las siete colinas será destruida,
y el temido Juez juzgará a su pueblo. Fin.
La lista comienza en el lema “Ex Castro Tiberis” atribuible a Celestino II (1143-1144), en la posición nº 1, y acaba en la 111 con “Gloria Olivae” que correspondería a Benedicto XVI (2005-2013).
Si seguimos la lógica del manuscrito y la forma en que estaba escrito, se aprecia que después de cada lema siempre lo acaba con un punto para recalcar el final del lema, por lo tanto el vaticinio final no guarda relación con el Papa de la posición 111, Benedicto XVI, sino con el nuevo Papa que reinará en la persecución final, y que identifica con “Petrus Romanus”.
Ahora bien, si dicho augurio fuese real, el actual Papa Francisco, o lo que es lo mismo, el jesuista argentino de padres italianos Jorge Mario Bergoglio, debería ser el último.
En las últimas horas se está otorgado al nuevo Papa también el atributo de Papa Negro por la denominación figurada que reciben los Prepósitos Generales de de la Compañía de Jesús. Apelativo que recibe el Padre General de los Jesuitas por la posición de influencia que ha tenido esta orden en la Santa Sede y que proviene del color oscuro de sus hábitos.
Lamentablemente el Papa Francisco nunca ha sido Prepósito General de de la Compañía de Jesús, cargo que actualmente ocupa el palentino Adolfo Nicolás Pachón, por lo tanto, lo único que se podría decir es que el actual Papa tiene como superior de su orden al Papa Negro, y por lo tanto, la influencia del Papa Negro en el Papa Blanco será la mayor de la historia.
Volviendo a la profecía de Malaquías comentar que éste muere en 1148, y a pesar de la importancia del personaje en su época, jamás se habló de estas profecías hasta el momento de su publicación, a diferencia de otras obras suyas. Por lo tanto cabe considerar que quizás no fueron escritas por él.
Igualmente está contrastado que hay un mayor acierto en los lemas hasta 1590, es decir, los de aquellos Papas anteriores a su publicación, lo cual puede entenderse como una clara manipulación de los primeros lemas para dotar de credibilidad a los de los Papas que estaban pendientes de llegar. Esto cobra más sentido sabido el interés de Alphonsus Ciacconius o hasta Arnold de Wyon de apoyar, tras la muerte de Urbano VII, el papado de cardenal Simoncelli, nacido en Orvieto (urbs vetus, ciudad antigua). El lema que le hubiera correspondido no era otro que Ex antiquitate urbis (De la antigüedad de la ciudad), una gran coincidencia ¿no?, y más cuando finalmente su candidato no obtuvo el papado. Por lo tanto, todo pudo ser una campaña orquestada y astuta, como bien apuntan numerosos investigadores y la propia iglesia católica, para influenciar y promocionar la candidatura de Girolamo Simoncelli.
Ahora, y a partir de aquí, las especulaciones son múltiples y todas con el peso suficiente para poder atisbar en cada una de ellas argumentos a favor y en contra, aunque lo mejor será ver si el nuevo Papa puede ser Petrus Romanus y por lo tanto el Santo Padre del tercer misterio de Fátima.
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